La Ley de Reducción de la Inflación estadounidense, puesta en vigor el verano de 2022, propone incentivos para impulsar el crecimiento de su país y ofrece a su industria una ventaja competitiva en su transacción hacia tecnologías más renovadas.
Este programa consta de cinco años dotado de casi 400.000 millones de dólares en créditos fiscales y subvenciones. La ley se centra crear incentivos para que la economía de EEUU avance hacia la transición verde, con ayudas que dependen de que las empresas realicen inversiones en Estados Unidos que permitan obtener créditos fiscales y de que los consumidores se financien vehículos eléctricos fabricados explícitamente en Estados Unidos. En este programa se destinará alrededor de 20.000 millones de dólares a revitalizar las obsoletas infraestructuras estadounidenses y a la fabricación de vehículos eléctricos.No obstante, la propuesta del programa ha generado todo tipo de reacciones. El planteamiento subyacente de este programa ha provocado tensiones en la Comisión Europea y en algunos socios de Asia. En Europa, Alemania tiene previsto llevar a cabo la ley estadounidense, algo modificada, en Europa. La propuesta alemana consistiría en comprar energía renovable con garantías estatales, llevando a cabo consigo unas desviaciones fiscales.
El 1 de febrero, la CE dio a conocer su plan industrial, Green Deal, que integra propuestas como facilitar la financiación, la mejora de las competencias o la apertura del comercio con el fin de impulsar las cadenas de suministro. No debemos de dejar de lado la opción de que estas medidas podrían conllevar el alejamiento de la globalización, generando un acercamiento del proteccionismo. La promulgación de esta ley, incluye exenciones y créditos a aquellos que compren vehículos eléctricos fabricados exclusivamente en Estados Unidos, hecho que genera competencia con la automovilística europea, más concretamente, alemana y francesa
Debido a esto se intensificará la tendencia pospandémica ha
cia el friend-shoring, que es una política que trata de crear nuevas rutas de la cadena de suministros a países percibidos de bajo riesgo tanto política como económicamente. Es curioso que esta nueva ley no veta el suministro de materiales para las baterías de vehículos, dando a entender que confirma la tendencia friend-shoring.
Para los mercados bursátiles, un impuesto sobre la recompra de acciones y el tipo mínimo del impuesto de sociedades podría causar efectos negativos sobre los beneficios. Este suceso es totalmente cierto para los sectores tecnológicos y sanitarios. Con respecto al sector farmacéutico se les impondrán costes más elevados, ya que el gobierno de EEUU tiene pensado fijar algunos precios de los productos farmacéuticos a partir de enero de 2026.
Por otra parte, la industrias eólica y solar salen beneficiadas de esta ley propuesta, ya que reciben un gran apoyo de Estados Unidos, En EEUU, se construyen nuevos proyectos eólicos y solares que proporcionan inversiones en capital, generan empleo y aportan estímulos económicos a las distintas comunidades. Para finalizar, las tecnologías para almacenar batería, la captura de carbono y las industrias limpias del hidrógeno recibirán un impulso cuando el descenso de los costes atraiga una mayor adopción.
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